Por Juan Báez Ibarra (*)
Medida de la liquidez
Al tratar de la liquidez, se suele considerar el corto plazo hasta los tres meses, coincidiendo con el plazo máximo habitual que se contrata en los mercados monetarios y, por tanto, con el máximo plazo que controla el Departamento de Tesorería, que es siempre el gestor último de la liquidez.
El medio plazo se suele considerar hasta un año, excepcionalmente, hasta 18 meses.
La medida de la liquidez no es más que la expresión del descuadre entre los activos y pasivos, ya sea en términos absolutos o relativos.
La sofisticación de los análisis de liquidez está en los modelos predictivos de comportamiento de los activos, pasivos y operaciones fuera de balance y de la evolución dinámica de las masas de balance de la entidad.
Los métodos de valoración del riesgo de liquidez
Para determinar si la posición de liquidez del banco es adecuada deberán analizarse los siguientes ítems:
- Necesidades históricas de recursos
- Posición de liquidez actual.
- Necesidades futuras de fondos previstas
- Fuentes de recursos
- Opciones para reducir las necesidades de recursos o conseguir recursos adicionales.
- Calidad, presente y prevista, de los activos.
- Capacidad, actual y futura, de generar beneficios.
- Posición de capital actual y previsto
Para comparar los flujos de caja derivados de las posiciones activas, pasivas y fuera de balance de la entidad, se utiliza una escala donde se sitúan los correspondientes vencimientos agrupados en determinados períodos de tiempo.
El análisis de las necesidades futuras de fondos parte de la construcción de la escala de vencimientos y en cálculo del desfase o gap (superávit o déficit) de fondos para los períodos considerados y el importe acumulado a lo largo de un período de tiempo.
Medición Estática
Gap de Liquidez del periodo
La medición estática del riesgo de liquidez parte de proyectar los flujos, pasivos y activos para un periodo de tiempo, bajo un escenario predeterminado.
Para los flujos contractuales la estimación es directa. Para el caso de flujos inciertos, es necesario recurrir a hipótesis de comportamiento.
Esto permite proyectar en el tiempo tanto los flujos activos como los pasivos y determinar los importes de superávit o déficit.
Con esta información es posible construir diversas medidas que sirven para controlar los niveles de liquidez mínimos requeridos.
Gap de liquidez acumulado
Una vez calculado el gap de liquidez de cada periodo, se puede estimar el llamado gap de liquidez acumulado, para lo que se suman los gaps de los periodos comprendidos dentro de cierto período de tiempo.
La posibilidad de un gap acumulado positivo también es importante. Un exceso innecesario de liquidez puede tener un impacto negativo en la rentabilidad de la gestión del balance.
El gap de liquidez acumulado proporciona información sobre los requerimientos (gap negativo) o excesos (gap positivo) de liquidez en el periodo.
Sin embargo, en el contexto de una función de gestión de riesgo, el objetivo es establecer niveles mínimos de liquidez que permitan minimizar la posibilidad de que la institución financiera incumpla con sus compromisos pasivos. Esto lleva al establecimiento de límites operativos o ratios de liquidez.
Límites
Existen muchos límites internos utilizables por las entidades, en función del modelo de gestión de liquidez implantado: por plazos, por divisas, máximo porcentaje de financiación por contraparte, desfases (gaps) en la escalera de vencimientos, máxima posición en el interbancario, etc.
Sean cuales sean los utilizados, los límites cuantitativos al riesgo de liquidez deben referirse, como mínimo:
- La máxima apelación al mercado interbancario en divisas convertibles;
- El máximo desfase de liquidez acumulada en cada plazo del análisis; y
- Máxima apelación a los mercados mayoristas de las diferentes clases de activos.
Medición Dinámica
A diferencia de la medición estática, parte de considerar diversos escenarios futuros para la evolución de los flujos de efectivo netos. Implica modernizar la porción incierta de los flujos futuros.
Las fluctuaciones en los flujos se pueden deber, entre otras causas, a:
- Pagos contingentes por posiciones en derivados financieros.
- Encarecimiento o cierre de fuentes de financiación.
- Suspensiones de pagos en las posiciones activas.
- Cancelaciones anticipadas.
El tratamiento dinámico del riesgo de liquidez implica desarrollar modelos probabilísticos y de comportamiento para las variables de mercado y líneas de balance.
Al elaborar todas las previsiones de liquidez hay que tener en cuenta las tendencias macroeconómicas, de los mercados y de los tipos de interés, por su incidencia en la evolución de los activos y pasivos, así como en la de los pasivos contingentes y productos derivados.
A partir de los modelos es posible generar múltiples escenarios futuros para la distribución de los flujos activos y pasivos.
Según los escenarios considerados, será diferente la volatilidad de ciertas partidas del activo y el pasivo, especialmente las que no tienen un vencimiento determinado, como las cuentas corrientes, los disponibles en cuentas de crédito y otros pasivos contingentes, como los avales.
(*) Dr. Juan Báez Ibarra – Master y Doctor en Contabilidad por la Fundación Getulio Varga (FGV) y Universidad de San Pablo (USP) del Brasil, respectivamente. Instructor nacional e internacional de Riesgos Financieros, Productos y Mercados Financieros, NIIFs, ALD y Gestión Integral de Riesgos.. Amplia experiencia en Entidades Financieras.